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Más allá de la cafeína: abordaje integral del TDAH para una vida plena

Foto del escritor: M.Sc. Rigoberto Mayo HernándezM.Sc. Rigoberto Mayo Hernández


El TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) ha sido tradicionalmente considerado un trastorno del neurodesarrollo infantil. Sin embargo, en la edad adulta los síntomas pueden persistir o manifestarse de un modo distinto, causando dificultades laborales, académicas y sociales. Se estima que entre el 50% y el 75% de los niños diagnosticados continúan presentando TDAH en la edad adulta.


Dado que se trata de una condición crónica, muchos adultos con TDAH buscan formas de manejar los síntomas interfiriendo lo menos posible con su día a día. Una de las estrategias más extendidas es la automedicación con cafeína, por sus conocidos efectos estimulantes. Pero, ¿son realmente beneficiosos en el caso del TDAH? Analicemos los pros y los contras.

Entre los posibles efectos positivos, la cafeína puede mejorar temporalmente algunos síntomas del TDAH al bloquear la adenosina, un neuromodulador con función inhibidora. Al interferir en este “freno” cerebral, la cafeína activa las áreas relacionadas con la atención, la motivación y la vigilancia.



Numerosos adultos con TDAH confirman que bebidas cafeinadas como el café, el té o las gaseosas cola les ayudan a sentirse más alertas, concentrados y energéticos durante períodos de algunas horas. También puede reducir la somnolencia diurna frecuente en el trastorno.


Otra posible ventaja es que la cafeína genera una sensación subjetiva de bienestar por la liberación de dopamina, lo que podría mejorar transitoriamente el estado de ánimo en personas con TDAH propensas a síntomas depresivos y ansiosos.

Además, frente a los efectos secundarios comunes de los estimulantes como el metilfenidato, la cafeína podría considerarse una opción más “natural”, de fácil acceso y socialmente aceptada. Esto favorece que muchos adultos la prefieran para controlar sus síntomas.


cerebro en tiza del TDAH
TDAH en tiza

Sin embargo, el consumo habitual de cafeína también tiene desventajas que se deben sopesar. La principal es que su efecto dura entre 2 y 4 horas, por lo que requeriría administrarse varias veces al día, aumentando el riesgo de dependencia y síndrome de abstinencia.


La cafeína puede provocar nerviosismo, agitación, tensión muscular, trastornos del sueño, taquicardias y úlceras gastrointestinales, especialmente cuando se consume en exceso. Además, puede interactuar con otros fármacos indicados a personas con TDAH, como antidepresivos.


Su efecto en los síntomas del TDAH es parcial y temporal, y existe controversia sobre si mejora realmente el rendimiento cognitivo o únicamente la vigilia. Varios estudios sugieren que no potencia las funciones ejecutivas deficitarias en el TDAH, como la memoria de trabajo, la inhibición de respuesta o la planificación.



Quizás el mayor inconveniente es que la automedicación con cafeína fomenta que el TDAH no se aborde de forma integral. Cuando la persona se acostumbra a beber café para rendir, puede que no busque ayuda especializada ni aprenda a implementar cambios duraderos en su estilo de vida.


En conclusión, aunque la cafeína puede mitigar transitoriamente ciertos síntomas, no es una solución definitiva para el TDAH en adultos. Lo más recomendable es acudir a con nosotros, explorar los diferentes tratamientos validados e implementar estrategias cognitivo-conductuales. El objetivo debe ser mejorar la calidad de vida a largo plazo, no solo "parchear" los síntomas con cafeína.


 
 
 

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